3 de diciembre de 2016

Castillo de la Trinidad


El castillo de la Trinidad se levanta sobre la punta de la Poncella, un promontorio que controla y defiende la entrada por mar del puerto de Roses (Girona), por encima del faro.

Punta de Poncella reúne diferentes ejemplos de construcciones de control marítimo que evidencian una ocupación interrumpida desde la época medieval hasta el siglo XX. El precedente directo del castillo de la Trinidad es una torre de vigilancia construida en un momento indeterminado de la época medieval.

El castillo de la Trinidad fue construido en el año 1544 bajo el reinado del emperador Carlos V, quien colocó la primera piedra. Estaba preparado para acoger 350 hombres, víveres y munición para poder resistir un largo asedio.

Esta construcción y la Ciutadella son las dos fortalezas más importantes construidas en Cataluña dentro del vasto programa de fortificación de las fronteras peninsulares impulsado por Carlos I. Ambas formaban un conjunto defensivo fundamental en la estrategia del Imperio español de la época moderna.

El escenario bélico de la época, con la monarquía española enfrentada con el Imperio turco y la monarquía francesa, y el perfeccionamiento de la artillería, supuso una transformación radical de las fortificaciones en la primera mitad del siglo XVI. Roses fue uno de los primeros lugares donde se intervino, constituyendo un campo de pruebas donde se experimentó la nueva arquitectura militar.


Tiene planta irregular en forma de estrella de cuatro puntas, llamadas punta de Roses (el oeste), de la Trinitat (el este), de las Medes (al sur) y de Sant Pere de Rodes (al norte), con un quinta punta añadida para proteger la vía de entrada al castillo.

En el lado que da a tierra se disponían los cuerpos edificados para reforzar el sector que podía ser atacado desde las alturas del vecino monte Romo. Hacia el mar se disponían las plataformas donde se asentaban los cañones.

La fortaleza estaba organizada en tres niveles (sótano, planta principal y plantas superiores), dispuestos en forma de anfiteatro. El interior disponía de los equipamientos e instalaciones imprescindibles (cisterna, cocina, capilla, letrinas, alojamientos, prisión, etc.) para que el día a día de los hombres que formaban la guarnición estable transcurriera con un mínimo de normalidad. En tiempo de guerra la situación cambiaba radicalmente, con el incremento de soldados y la adecuación de todos los espacios para un uso exclusivamente bélico.


Después de casi 200 años de ruina y abandono, en 1991 fue adquirido por el Ayuntamiento de Roses y tras ocho años de obras (2002-2010) se ha podido recuperar el castillo a partir de los planos originales de la fortaleza.


Fuente:
* http://www.castillosnet.org/espana/informacion.php?ref=GE-CAS-039


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